Este texto es un rescate de un artículo publicado en la revista 97com, hoy fuera de circulación, que redescubre algo poco conocido sobre nuestros personajes históricos.

Que Domingo Faustino Sarmiento [1] fue un obsesivo impulsor de las comunicaciones, tanto osarmiento más que de la educación, no es un gran secreto para nadie. Pero tal vez sí lo sea para muchos que, 90 años antes de que Marshall McLuhan hablara por primera vez de la "aldea global" en su libro "Understanding media", y 118 años antes de que Arthur C. Clarke definiera que "la Tierra es una" en su obra "How the world was one", Sarmiento enviaba "un saludo cordial a todos los pueblos, que se hacen, por el intermediario del cable, una familia sola y un barrio".

Era el 5 de agosto de 1874. Dos meses antes de concluir su mandato presidencial, un Sarmiento eufórico inauguraba el enlace telegráfico entre Buenos Aires y Europa, vía Montevideo y Río Branco, en el Uruguay, y varias ciudades brasileñas hasta Pernambuco, que era el extremo americano del cable submarino transatlántico (el otro era Lisboa).

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